kirchnerismo
El kirchnerismo ha creado las condiciones para el
crecimiento del tráfico de drogas.
Cuando en un país el Gobierno violenta deliberadamente las
leyes, obstaculiza la justicia, la corrompe e intenta controlarla; cuando la
corrupción se convierte en la norma y no en la excepción; cuando a la prensa le
cuesta cada vez más hacer su trabajo, y cuando ante todo esto, la gente parece
no hacer nada, significa que el país está corrompido.
La radicación de los carteles narco en la argentina está a
la vista. El Plan Colombia 2001/2002 obligó a los narcos a dejar su país y
venir aquí, paraíso gracias a la flexibilidad jurídica y corrupción. Se
transforma al paco en un negocio más brillante aun que la cocaína. Datos del
estado en Buenos Aires y la Provincia muestran que “subviven”, y algunos nos
matan, antes de quedar con su cerebro quemado, unos 85.000 adictos al paco
gracias a este modelo, y se estima la generación económica de esta industria de
pymes de 1500 millones al año.
Históricamente, en el país, se importaban alrededor de 200
kilos de efedrina por año. Sin embargo, cuando en México se prohibió la
importación de este insumo en la producción de drogas, el volumen importado en
Argentina llegó a multiplicarse por 100. Esto fue posibilitado, en buena
medida, debido a que las fronteras argentinas no eran controladas durante la
administración Kirchner. Solamente el 17% de la frontera estaba radarizada, no
era vigilada con aviones que la recorriesen, pocos barcos estaban operativos y
las Fuerzas Armadas no contaban con el equipamiento necesario para enfrentar este
desafío significativo. Las Fuerzas Armadas no tenían apoyo económico, pero
tampoco logístico o político. Menos del 8% del personal de la Prefectura estaba
asignado a la zona de narcotráfico más caliente. La Gendarmería, por su parte,
destinaba solo 850 efectivos (menos del 3% de su personal) a controlar los 101
pasos internacionales.
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